Corte de los Montpensier

Al comenzar a trabajarse en la reorganización de la Hermandad, se buscó el mecenazgo de los Duques de Montpensier, que habían instalado su residencia en Sevilla, en el Palacio de San Telmo, antigua sede de la Universidad de Mareantes (actual sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía). La petición de ingreso como hermanos mayores se fecha en 22 de diciembre de 1850, y la respuesta no se hace esperar: el día 7 de marzo de 1851, y en el Palacio de San Telmo, fueron recibidos como Hermanos Mayores Perpetuos Dña. María Luisa Fernanda de Borbón, Infanta de España, y D. Antonio María de Orleáns, Duque de Montpensier. Bajo la presidencia de los Duques la Hermandad encontrará benefactores y recibirá el apoyo de la burguesía local que arropaba a la Corte de San Telmo. Por su parte D. Antonio de Orleáns apoyó a esta, y a otras hermandades, fiel a su ideal pragmático de aunar tradición y progreso.
La relación de los Montpensier con Montserrat, tal vez artificial en sus orígenes, llegará a ser afectuosa y sincera, como corresponde a unos verdaderos Hermanos mayores honorarios, tal vez por el propio protagonismo que tuvieron desde la refundación de la Cofradía. Así lo atestigua el archivo histórico de la Hermandad: visitan las Sagradas Imágenes en la intimidad de la capilla, participan en los Cultos solemnes de Quinario y Novena, presiden la Cofradía al pasar por la Plaza de San Francisco, acuden a contemplar los pasos con anterioridad a la salida procesional, y reciben con cierta asiduidad a los miembros de la Junta en Palacio.
Los Duques colaboran asimismo a los estrenos de enseres de la Hermandad. Incluso encargan lienzos al óleo que testifican la procesión del Viernes Santo: el tránsito de la cofradía por la calle Génova, en sus dos conocidas versiones del pintor Manuel Cabral Bejarano, constituye uno de los primeros testimonios de pintura temática de Semana Santa sevillana.
Dña. María Luisa Fernanda de Borbón, Infanta de España
Los años que siguen a la reorganización (1850-1868) se caracterizan por la fuerte vitalidad de la Hermandad, que consolida un notable patrimonio y acuña su propia imagen romántica que todavía hoy perdura.

En el año 1856 recibió carta de hermandad de la Esclavitud de Nuestra Señora de la Merced, de la ciudad de Cádiz.  En el año 1858 la Cofradía incorporó un cuerpo de soldados romanos, formado por veinte hermanos y dos cornetas, que acompañó al paso del Santísimo Cristo de la Conversión. Desconocemos actualmente el período de tiempo en que se mantuvo dicho acompañamiento.
Con los Duques la relación se extenderá a otros miembros de la ilustre familia. Dos años más tarde, el 4 de diciembre de 1853, y en el mismo Palacio de San Telmo, fue nombrada Protectora y Camarera Perpetua de la Cofradía S.M. la Reina María Amelia de Borbón-Dos Sicilias, madre de Montpensier y viuda de Luis Felipe de Orléans, el rey burgués de los franceses. Se conserva en el archivo un oficio en que la Reina viuda, nombrada Camarera de la Imagen, ofrece a Nuestra Señora de Montserrat un aderezo o broche de brillantes.

La relación con la familia Montpensier se perpetuó con su nieta, la infanta Luisa de Orleáns y especialmente con el esposo de ésta, el Infante Don Carlos de Borbón, que fue Hermano Mayor efectivo en el largo período que transcurre entre 1909 y 1949. A los cultos y salida procesional les acompañaban sus hijas, las infantas Isabel Alfonsa, Esperanza, y María de las Mercedes, Condesa de Barcelona, que fue nombrada Camarera Honoraria Perpetua. Así surgirá la vinculación con la Casa Real, que hoy se mantiene honoríficamente en la persona de Su Majestad el Rey de España, D. Juan Carlos de Borbón y Borbón, Hermano Mayor Honorario Perpetuo. No en vano el abuelo materno del actual Rey de España, rigió los destinos de la sevillana Hermandad de Montserrat durante más de cuarenta años, incluidos los años republicanos.