Sede de la Hermandad

La Iglesia de Montserrat

E
n las proximidades de la Parroquia de Santa Maria Magdalena se encuentra la capilla de la Hermandad de Montserrat, en la calle Cristo del Calvario. En el año 1936 fue derribada nuestra antigua sede, y tras un periodo de tres años de residencia en la Parroquia, en el año 1939 nos trasladamos a esta Capilla que había pertenecido a la aristocrática Hermandad de la Antigua, Siete Dolores y Compasión. Se encuentra en el Casco Histórico de Sevilla y el edificio posee el grado mayor de protección. Es una edificación de la que se tiene constancia de su existencia desde el Siglo XVI. Su autoría, en su estructura actual, corresponde al Maestro Leonardo de Figueroa. Consta documentalmente que fue restaurada en el año 1727 por problemas estructurales graves, asimismo en el año 1937 se realizan obras de reparación del edificio dirigidas por el arquitecto Don Aurelio Gómez Millán.

En posteriores restauraciones, se renueva la cubierta y se pinta la fachada. En el año 2010 se procede a una restauración integral de la fachada, en dicha restauración se recupera el tono propio del mortero de cal. Asimismo, se restauran los frescos existentes en las tres hornacinas situada en la portada de la Capilla. En la hornacina central, se encuentra, bajo un arco trilobulado la representación iconográfica de Nuestra Señora de la Antigua y Siete Dolores, a su pies, arrodillados sobre almohadillas, los personajes de Felipe II y Felipe III, en actitud devota. A su derecha, también en una hornacina, la pintura de San Juan Evangelista, con paisaje al fondo. La hornacina de la izquierda es idéntica a ésta, pero con la Imagen de Santa María Magdalena.

Descripción del templo

Consta de una única nave, dividida en tres tramos, con coro a los pies y presbiterio. Se sostiene por medio de pilastras compuestas, las cuales sujetan un gran entablamento, muy acodado en la zona del pequeño crucero. Tiene una bóveda de cañón, apeada por arcos fajones con lunetos a los lados. A los pies se levanta el coro, sustentado por medio de una columna, hacia la que convergen dos arcos de gran vistosidad. Se cierra por medio de un antepecho calado, decorado por una cruz arbórea. En la zona del crucero hay una cúpula muy rebajada, sostenida por pechinas, en donde están los escudos de la Cofradía de la Antigua y Siete Dolores.

La portada se atribuye a Matías José de Figueroa, o bien a Diego Antonio Díaz. Anteriormente fue sede de la extinta Hermandad de Nuestra Señora de la  Antigua y Siete Dolores, que la edificó tras adquirir a los dominicos un viejo patio de caballerizas del convento de San Pablo.

Se concibe a partir de una planta rectangular articulada en una nave cubierta con bóveda de cañón y lunetos. La fachada presenta un paramento avitolado, destacando la portada, con un gran moldurón que se pliega en los ángulos. En el ático tiene una triple hornacina con pinturas murales.

Retablo Mayor y Retablos laterales

Al fondo de la nave se levanta el Retablo Mayor. Es de estilo neoclásico y al igual que los laterales fueron realizados por Manuel Barrera y Carmona en el año 1807. La labor de adorno y decoración fue realizada por Juan de Ojeda. Constan de banco, cuerpo y remate.

El Retablo Mayor está sustentado por columnas de orden compuesto y rematado por un ático, en donde hay un lienzo de la Virgen de Guadalupe donado el ocho de Junio de 1958 por Don Lauro López Beltrán y que fue sufragado por cuestación popular en México D.F. En el centro se dispone la magnífica escultura de nuestro Titular el Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, tallada por Juan de Mesa y Velasco, entre 1619 y 1620.

Representa el instante de la Segunda Palabra de Cristo en la Cruz. Se representa como un Crucificado vivo, por tanto, no pende de la cruz, sino que su figura se yergue teniendo los brazos casi paralelos al travesaño de la misma. Está clavado en una cruz arbórea mediante tres clavos, mostrando una composición triangular al juntar las piernas prácticamente desde las rodillas, elevando un poco más la derecha, y sobreponiendo los pies en el vértice inferior. El Crucificado posee los grafismos propios de Juan de Mesa, así como un tratamiento anatómico naturalista y detallado, con estudiados efectos de luces y sombras.

La mayor concentración de recursos expresivos aparece en la cabeza de la imagen y logra un enorme virtuosismo en la talla del sudario. Sus brazos tienen los músculos y las venas resaltados y marcados con precisión. El óvalo del rostro está enmarcado por los cabellos, tallados en rizos abultados con raya en el centro, que le caen hacia delante por el lado derecho, mientras que por el izquierdo se recoge hacia atrás a excepción de un pequeño mechón, dejando a la vista la oreja y parte del cuello. El sudario está tallado con gran ahondamiento de la gubia, creando numerosos pliegues para dar mayor efecto de claroscuro.

La manera de tallar los pies es también excepcional, monta el derecho sobre el empeine del izquierdo y separa el primer dedo del resto, confiriéndole un rictus de dolor que se acentúa con la sangre que cae sobre los dedos y las arrugas de la piel producidas por el clavo. Los muslos y las piernas son muy estilizados y están bien modelados mostrando los gemelos resaltados. A sus pies figura se encuentra la figura de “La Moreneta”, es de igual tamaño y caracteres que la original del Monasterio de Montserrat de Cataluña.

En las calles laterales del Altar, concretamente en el lado derecho de nuestro Crucificado, se venera la Imagen de Nuestra Titular Nuestra Señora de Montserrat, efigie tallada por Juan Guerrero en 1608, terminada por Martínez Montañés, mientras que las bellísimas manos son obra de Juan de Mesa. Es una obra delicada, teniendo uno de los rostros más bonitos de nuestra Semana Santa.

Al otro lado se venera una talla de principios de siglo de San Juan Evangelista. A los lados del Retablo Mayor, se encuentran las esculturas de los dos ladrones, Dimas y Gestas, tallados por el escultor Pedro Nieto en el año 1628.

En el retablo colateral del Evangelio se venera la efigie de Nuestra Señora del Rosario, obra de Cristóbal Ramos y en el retablo colateral de la epístola se una imagen de Santa María Magdalena arrodillada, es una obra del XVII del círculo de Pedro Roldán, siendo una pieza de vestir.

Coro Bajo

En la zona de los pies, en el sotocoro y sobre repisa se encuentra la imagen de San Isaías escribiendo las profecías, obra de Vicente Hernández Couquet de 1861. Esta figura era el centro de un tercer paso que sacaba la Cofradía. Junto a esta escultura se encuentra un magnífico cuadro de Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosnas, perteneciente a la escuela española de finales del XVII. A su lado, sobre repisa, escultura de San Alberto de Sicilia haciendo penitencia, a veces considerado como San Vicente Ferrer, es obra atribuida a Martínez Montañés, tallada hacia 1608.

Otros enseres

En la zona de la Epístola se hallan sendos cuadros de San Gregorio y San Agustín, que forman parte de una serie de los Cuatro Padres de la Iglesia Latina, junto con los otros dos de enfrente que se atribuyen a Clemente de Torres. En la parte inferior lienzo con la Ultima Cena, sevillano del XVII. Sobre repisa escultura de San Juan Bautista, interesante pieza barroca de la Escuela de Jerónimo Hernández.

En la zona del Evangelio, sendos cuadros de San Ambrosio y San Jerónimo, también atribuidos a Clemente de Torres. Debajo lienzo con la Oración en el Huerto, cuadro sevillano del SVII, el cual ha sido recientemente restaurado por la Universidad de Sevilla. Por último sobre repisa escultura de San Juan Evangelista, igualmente de la escuela de Jerónimo Hernández. Finalmente sobre repisa escultura de moderna de San Martín de Porres y cuadro sevillano del XVII, con el Patriarca San José.